Hoy, probablemente, iba a ser un día como cualquier lunes de práctica: Estarías en el aula, conversaríamos un poco de esto y otro poco de aquello, compartiríamos el desagrado por algunas cosas y de tanto en tanto, cuando los alumnos solicitaran asesoría, iríamos a atenderlos, para luego regresar y turnarnos el asiento, sin dejar de observar a los alumnos.
Te preguntaría como te va y tú, si ya conseguí otro trabajo. Me animarías a dictar clases particulares, una vez más. Y de nuevo me contarías sobre ese amigo tuyo que paga solo de impuestos más de lo que tú y yo ganamos actualmente.
Eras uno de los que elegí para el proyecto de docencia, sabías tu tema y aunque estabas un poco disgustado por no tener oportunidades laborales, acorde a lo que habías estudiado, te sentías feliz compartiendo tus conocimientos: Matemáticas. Algo que definitivamente, comparto contigo, me refiero a "compartir conocimientos" más no a las matemáticas. Tema largo y tendido para conversar y que siempre lo dejábamos para después.
La última vez que te vi, te dije para ir a tomar un yogurt y te reíste, pues yo pensando en yogurt y tú me dijiste una "chela". Te confesé que el olor de la cerveza me revuelve el estómago y te reíste de mí llamándome "zanahoria" y la risa se hizo eco en el pequeño espacio que estábamos.
Hicimos una apuesta, hoy la iba a ganar, probablemente. Aunque no estaba todo definido, es cosa de probabilidad: temas que dominamos tú y yo, ¿más yo que tú?, creo. jajajaja. El que perdía pagaba el pollo a la brasa. Pero si yo ganaba, yo igual iba a pagar, pues la idea era compartir.
Compartimos aulas y debemos haber compartido alguna que otra conversación mientras éramos alumnos, porque de lo contrario cuando te volví a ver, nunca me hubiese acordado de ti. El ciclo pasado volvimos a coincidir en un aula, pero esta vez ya no como alumnos sino como docentes. Empezamos a conversar, cosa rara en mí, y fue grato hacerlo, habías estado fuera de Lima por mucho tiempo y tenías esa experiencia que da la vida cuando nos sorprende. Pero este ciclo conversamos más y con el género que correspondía, me sorprendiste con lo que me contaste de la época universitaria, y más aún, sobre algún que otro profesor: Los ocultos. jajaja.
Fue bonito haberte conocido, fue maravilloso compartir contigo horas de clase; pero sobre todo, fue bueno conversar.
Hoy ya no conversaremos, hoy ya no asesorarás a los alumnos y no te sentarás en la silla que me cedías de vez en cuando. Hoy estás dormido, te quedaste dormido en la mañana y ni miles de despertadores harán que despiertes. Hoy te extrañaré y de vez en cuando me acordaré de ti, de esas conversaciones y de tu habilidad de observador y de tu manera peculiar de ver el mundo.
Te deseo que tengas un bonito viaje, Rey (Ray).
Un abrazo amigo mío y vayas a donde vayas, espero que nos volvamos a encontrar. Será bonito.
Que tengas un lindo viaje... hasta la próxima vida.
lunes, junio 11, 2012 |
Categorías:
Despedidas
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Sph
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