25 de septiembre

¿Quién eres?, me pregunto mirándome al espejo y no sé qué responder. Hoy es un día más de tantos, nada especial, nada en particular. Una conversación de política o de conocer un país, o de un fin de semana divertido, y qué me queda ahora. Si llueve en mi habitación, mi corazón ya no siente nada, mis manos se mueven para plasmar lo que estoy pensando, pero qué hago aquí en el mismo lugar de siempre, deseando escapar y no atreverme, por qué esperar este día para que la gente diga lo que cree que es su derecho decir cuando son palabras que se repiten como un loro que no tiene más que decir toda su vida, ¿por qué las cosas son así en este mundo de hipocresías?, qué más da.

Qué sabe lo que uno siente si siempre ha estado sentado sobre su trasero esperando el dinero sin que se lo haya ganado con el sudor de su frente, por lo demás no opino, porque quien se une a alguien por dinero, otra forma de pago encuentra, y a cambio de amor el otro entrega dinero, le entrega todo a cambio de paz y esa paz que no llega aunque le entregue toda su vida o se haya olvidado de su sangre para lograr un poco de calor. Pobre de él que no encuentra paz ni amor y lo busca e intenta obtener con dinero por que es la forma que le enseñaron que se puede conseguir.

Maldito dinero que acaba con la paz y destruye todo a su paso, pero cuan útil es cuando debes darle a alguien que baila por unas monedas porque no sabe lo que es el valor de un verdadero sentimiento. Personas que creen que son ricas por que poseen bienes materiales pero realmente son pobres, sí señor, pobres porque no tiene calor y no reciben amor, sino que les compran sin el valor de dar algo por un sentimiento que sale de adentro, que les dan lo que desean recibir para que den tregua o un poco de paz.

A usted le conozco mejor que a mi, pero hoy no me da la gana de darle un obsequio para satisfacer su ego, hoy no!!, no quiero ver su sonrisa hipócrita en su rostro luego de un obsequio, lástima que no sepa lo que es un cariño de verdad. Le conozco tanto que cuando usted está de ida, yo ya estoy de regreso, y bueno, sólo callo, no por miedo o por respeto, sino porque no gasto palabras en espacios vacios, y respeto, dista mucho de eso, cariño, un poco de mi parte. Cuide su vida que de ella depende la vida de la persona que más amo en este mundo, por eso le cuido porque sin usted él no tendrá la comida caliente, aunque le sepa amargo la sazón especial que produce su necedad.

Un día como tantos, nada especial salvo por ustedes que están allí en el otro lado de la línea, más allá del horizonte, sin rostros conocidos, sin voz que se perciba, sólo los nombres y un sentimiento que ha nacido a pesar de la distancia, sólo por el contacto y el hecho de compartir, compartir un poco de paz y de sueños que llegan a dar alegría y compartir la tristeza, un día especial que lo han hecho ustedes, que vale la pena un año más, por ustedes, gracias.