Sólo sé...

¿He amado?, sí, tres veces, y me atrevería a decir que han sido cuatro veces las que mi corazón no supo ubicarse en el lugar que debió y se me escapó de las manos contradiciendo a la razón que le decía que no.

La primera vez, puede ser que amé. Pensé que sí hasta que la psicóloga me dijo que sólo fue un amor platónico pues ni un beso le di. Pero se quedó allí, mezclado con la amistad y como no sabía que estaba allí, hasta que se fue, nunca se dio nada más.

La segunda vez, ni cuenta me di. Un día me descubrí despertando con ella en mi cama; no, su cuerpo no, su imagen se había quedado grabada en mi mente y fue lo primero que vi al despertar por la mañana. Luego supe que lo que sentía se llamaba amor, el más profundo que puede haber sentido (hasta ese entonces) y al comparar las intensidades pues no había amado antes así, pero sé que hubo antes alguien a quien también amé aunque otros me digan que no fue así. Y a este amor, la segunda vez para mí, me atreví a hacerlo realidad y viví entregándome a él, como nunca pensé que me entregaría a amar.

La tercera vez, lo descubrí una tarde y no comprendí cómo sucedió. Quise que dejara de ser lo que parecía que era pero fue tan intenso que perdí el corazón. Traté de mantener la cordura pero un día me descubrí confesándo un sentimiento que seguía allí.

La cuarta vez, ese quise sentir y lo sentí. Fue complicado mientras se ubicaban los latidos pues mi razón se negaba, por momentos, a entregar el corazón pero cuando echó de cuenta, hacía tiempo lo había entregado ya y se había quedado esperando un nuevo amanecer.

Y hoy, puedo decir que estoy amando otra vez, con una fuerza tal que me duele no tener a quien el corazón reclama poseer. Estoy aquí, luego de haber confesado sin querer lo que mi mente no pudo contener porque venció el corazón una vez más a la razón. Y sigue siendo parte de la cuarta vez que aún no se va, que sigue aquí.

Puedo confirmar que sólo sé que:
He amado más de una vez
y estoy amando otra vez
con una fuerza tal que me impulsa a exteriorizar
sin que lo pueda controlar
el huracán que se presenta al confesar
que he vuelto a amar.