¿Un final que se avecina?

Amar y dejar de amar, duele. Son dolores un poco parecidos y a la vez diferentes. Amar, duele cuando se siente no correspondido; dejar de amar, porque pudo haber sido y no fue. De una u otra forma, duele.

¿Se acerca el final de una etapa, de un amor profundo que sintió mi corazón?. Hoy cuando quise proyectar en mi mente su imagen, esa que me sacaba una sonrisa, no se quedó por mucho tiempo y fue reemplazada por aquella que me hace reir a carcajadas, y mis ojos se humedecieron al no poder borrar la imagen que la reemplazó. ¿Estoy logrando dejar de amar a quien amé, o es solo un refugio que busca mi mente para que al corazón ya no le duela más?. Ella no es permitida, no puedo mirarla más, y desde que tomé consciencia de eso, me he abocado a callar, a tratar de olvidar. Y talvez lo estoy logrando, talvez es solo una coincidencia, pero quisiera lograrlo sin que nadie más llegue a mi vida, si pudiera controlar eso, sería genial.

Me digo: ojalá hubiese sido posible.

La amé, la amé con mucha fuerza y aún me duele ese amor, un amor que talvez está llegando a su final. No lo sé, solo sé que le dije "Te amo", frase que solo le dije a una persona antes de ella, a nadie más. Y si se lo dije, es porque así lo sentí, aunque a ella, a veces, le parecía una mentira. Y hoy que recuerdo eso, también duele.

¿Un final anunciado?

Ojalá quede la amistad, porque podré dejarla de amar, pero jamás dejaré de quererla, salvo que ella quiera que no quede nada.